sábado, 25 de abril de 2009

FOLLETÍN

Comienzo aquí un folletín. A ver en qué termina.


ROCÍO Y EVARISTO

Folletín de Jorge Claudio Morhain ®

CAPÍTULO UNO: Breve encuentro

Rocío.

Su nombre era Rocío.

No significaba nada, en una época donde las Rocíos y las Abriles han desplazado a las Martas y a las Juanas. Pero ella era todo Rocío. Todo ese misterio de frío y calidez, de brillo  y languidez, de transitoriedad y permanencia, de dolor y de dicha. Eso era Rocío. Al menos, lo era para un hombre enamorado.

De Rocío.

Evaristo estaba enamorado de Rocío. Evaristo había llegado desde el pasado. “Soy un viajero del tiempo”, decía. “Vengo navegando por este mundo desde la primera mitad del siglo XX”. Y, por la forma como vestía, uno podía pensar que venía desde los años ’20. O sea, podía pensar que estaba llegando al siglo de vida. Y, evidentemente no era así. A menos que lo que digo Magacha, la pai, fuera cierto. Que era un muerto-vivo, un sobreviviente, un transador. Es decir, alguien que había hecho un pacto con Él. Con el Innombrable. El Malo.

Evaristo se había metejoneado fulero con la Rocío, nada menos que a la salida de la bailanta. No era que él fuera a la bailanta odorífera y estridente de Constitución, sino que solía caminar la cuadra para llegar a su casa, y era bueno ver a alguna de esas muchachas secando su sudor por entre los mínimos lujos que vestían.

Tampoco Rocío frecuentaba la bailanta. Ella no bailaba. Al menos, no bailaba cumbia. Y menos la noche de 23 de febrero, cuando Evaristo la encontró, o mejor dicho cuando se cruzaron en la puerta de la bailanta de Constitución.

Rocío venía de ser violada, reiteradamente, por un extranjero que la había contratado para bailar el tango, en la calle Perú. A fuerza de dólares, el individuo la había metido en su enorme auto alquilado y le había dado de beber profusamente. De su pene. Y de prepo. En su borrachera, le hablaba en tai. El míster creía estar aún en Tailandia, comprando a menores para su sexo enfermo.

El único consuelo para Rocío era que el míster estaría a esta hora volando rumbo a su país y que jamás volvería a verlo. Era posible que intentara buscarla. Pero en Kuala Lumpur.

Así, más rocío que nunca, con el rímel haciéndola una niña dark, el pelo amontonado por los tirones volviéndola punk, la pollerita rota como si fuese una moda, la encontró Evaristo. Se cruzaron, o sea. Evaristo estaba levantándose las solapas de su Príncipe de Gales cuando ella entró en foco. Y cuando salieron dos engominados pendejos de la bailanta, pegándose uno a otro como en un dibujo de Tom y Jerry, y atropellando a la muchacha, y obligando a Evaristo a empujarlos a un costado para evitar que la tiren al suelo. Los pibes se pararon en seco y se le fueron encima. Pero qué vamos a hacer, esa pinta de Evaristo Meneses, del Evaristo de Solano López (aunque más flaco) pegaba a morir con un cana de los servicios, y eso bastó para licuar las ansias de pelea de los cumbieros que, abrazaditos como dos gays, volvieron a la bailante. Donde, mirando de reojo por si Evaristo era un controlador de la taquería, o un recaudador con hambre, o u dealer de alto vuelo, los patovicas los dejaron entrar, calladitos.

Rocío, desconcertada, sin saber si lo que se movía era el autazo del yanqui o la calle, vino a dar en los brazos de Evaristo. Quien, haciendo honor a su pinta de Carlos Estrada en blanco y negro, la transportó cuidadosamente al Bar del Tren Mixto, preñado de olor a café con leche, y se quedó mirándola, bobo de tanta ternura.

Mientras Rocío lloraba. Lágrimas blancas y transparentes, de rocío del barrio de Constitución.


(continúa...)

 

 

Esta es la segunda parte.
(ver abajola primera)
















EL CHAVO DEL OCHO


















Antes que nada, aclaremos: los personajes de La Vecindad del Ocho y los dibujos son propiedad de sus respectivos auores.

Esto es algo especial: uno de mis primeros episodios del Chavo de Bolaños, magistralmente ilustrado por Saavedra. Para ustedes.

miércoles, 1 de abril de 2009

MALVINAS - Historieta

DURANTE la guerra de 1982 hicimos, con mi hermano Mario, la historieta "2 de abril", que se publicó DURANTE LA GUERRA en el diario El Litoral, de Santa Fe. En la historia contemporánea, llegamos al izamiento de la bandera luego de la toma de las islas. En el racconto histórico, hasta el gaucho Rivero.
Por esos días trabajaba en Editorial Perfil, y Carlos "Cacho" Andaló, directivo que llevaba entre otras publicaciones la memorable "Tal Cual", me pidió el guión para una historieta sobre un piloto de Mirage, que debía llamarse "Cacho García". Escribí dos guiones, pero no se publicaron. Porque perdimos la guerra.
Este es el primero, una curiosidad.
Ah, "Bistro" fue un recuerdo de un compañero y amigo de la colimba, Bistrowicz. Lo saludo desde aquí.

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Cacho García, piloto de Mirage 1
Caza x fragata
Guión de Jorge Claudio Morhain
20 cuadros


1-
(CUATRO CUADROS PEQUEÑOS, MOSTRANDO LA TURBINA DEL MIRAGE DE CACHO, EL “PAJARITO”, EN EL MOMENTO EN QUE PARTE:
1A: EN PRIMER PLANO, MUCHO FUEGO
1B; ALEJÁNDOSE POR LA PISTA
1C: MISMO ENFOQUE, ELEVÁNDOSE, ENTRANDO "EN CÁMARA" TRES MIRAGES MÁS
1D: MISMO ENFOQUE, SUBE, LO SIGUEN LOS OTROS MIRAGES
ONOMATOPEYA A LO LARGO DE LOS CUATRO: "BRRUUUUOOOUUUUIIIIMMMMM")

(BREGUET)
Domingo a Torre. Aquí Gavilán con cuatro.

(TORRE, DE OFF)
Gavilán, aquí Domingo. Operación confirmada, dirección prevista, rumbo Malvinas. Apréstese a silencio radial.

(GUIA)
QSL Domingo Torre. Reinicio BLU en radio Malvinas. Fuera.

(TORRE EN OFF)
Fuera. Suerte y viva la Patria.


3-
(TEXTO)
Ahora todos saben qué hacer. Cacho ve a Bistro, a su lado, bambolear ligeramente las alas. Es su despedida.

(CACHO)
(¡Toda la suerte tuya, varón!)

(CACHO LEVANTA EL PULGAR. EL PAJARITO Y EL DE BISTRO SON LOS AVIONES TRASEROS. DELANTE VAN EL GUÍA Y EL NUMERAL)


4-
(CACHO)
(Dicen que tenemos que cuidamos de los pájaros... Nadie dijo nada de los pescados que saltan...)

(DE ADELANTE, VOLANDO A METRO Y MEDIO DEL AGUA, OLAS. SE DISPERSAN)


5-
(TEXTO)
Una infinidad de azul adelante, que se pondría monótona si no fuera por la velocidad. A 1.200 por hora es como correr sobre una pista azul con un ancho de locos.

(RADIO EN CABINA PAJARITO)
Atenta torre Malvinas. Aquí Gavilán con cuatro. Atenta torre Malvinas.

(OTRO ENFOQUE DEL MIRAGE SOLO)


6-
(TEXTO)
Es la señal. El mayor Breguet, el guía, ha avistado las islas. Hay que reunirse. Ya eludieron los radares de le zona de bloqueo.

(RADIO)
Aquí Malvinas, Gavilán. Novedades en Bahía del Aceite, Repito: bandidos en Bahía del Aceite

(RADIO SEGUNDO GLOBO)
QSL torre. A ver, muchachos, qué tal estamos para la gambeta.


7-
(TEXTO)
"Gambeta". Quiere decir largarse a nadar, de nuevo, entre dos. Y venírseles de atrás.

(CACHO)
¡Bistro! ¿Cu-cu?

(BISTRO)
¡Cu-cu!

(BISTRO VIENE DETRÁS DE CACHO, ROZANDO EL AGUA, MAS ABAJO QUE ÉL)


8-
(TEXTO)
Una marquita de luz en el cristal frente al parabrisas.

(CACHO)
¿Lo viste, Bistro?

(RADIO)
Bandido avistado, Cacho. Y seguro que estamos en su reloj.
(INFERIOR) En su radar, eso quiere decir Bistro.

9-
(CACHO)
¡Conmigo, Bistro!

(BISTRO)
¿Dónde vas?

(CACHO VIRA HACIA LA IZQUIERDA. SE COMIENZAN A VER LAS ISLAS)


10-
(TEXTO)
Puente de mando. Fragata clase Amazon.

(CAPITÁN)
¿Salió el misil?

(OPERADOR)
No, sir. Los argies van hacia les islas, y los tapó la costa. Deben tenernos miedo...

(ONOMATOPEYA "¡BRUMMM! ¡BRRUMM!")


11-
(LOS DOS MIRAGES SUBEN POR LA ZONA DEL CABO CORRIENTES, COMO VINIENDO DEL AGUA, TREPANDO LOS CERROS. ABAJO SE ESPANTAN LOS PINGÜINOS. ONOMATOPEYA "BRRAAAAOUUUUM")


12-
(VUELAN RASANDO UNA ZONA DE PASTOREO, UN SOLDADO ARGENTINO JUNTO A UNA CASAMATA LEVANTA EL PULGAR)


13-
(PASAN JUNTO A UN ESTALLIDO EN EL SUELO. SE VE EL AGUA EN BAHÍA DEL ACEITE, Y LA FRAGATA QUE DISPARA)


14-
(CACHO ENCARA HACIA LA FRAGATA, VOLANDO A RAS DEL AGUA DESDE BISTRO QUE VIENE ATRÁS BAJANDO LA PENDIENTE HACIA EL AGUA)

(CACHO)
¡SÍ, SÍ, SÏ, CACHO! ¡¡SÍ!!


15-
(DETALLE; SALE UN MISIL MATRA)

(TEXTO)
Misil "Matra" aire-aire. No importa. Hay bastante calor en la cubierta, con tantos cañonazos, como para que el misil la confunda con un avión.


16-
(TEXTO)
Los cañones. 22 tiros por segundo. No son muchos segundos, claro...

(CACHO)
¡SÍ, CACHO!

(CACHO SE VA DERECHO CONTRA AL FLANCO DE LA FRAGATA)


17-
(OPERADOR)
¡Se... capitán! ¡Dos... Exocet...! ¡Vienen... por el agua! ¡Van...!

(CAPITÁN)
¡Dispárenleeee!

(EL INGLÉS OPERADOR DEL RADAR SE ATORA)


18-
(TEXTO)
Tirar de los mandos. Justo para saltar sobre la fragata. Al mismo tiempo, soltar las bombas...

(EL MIRAGE PASA RASANDO SOBRE LA CUBIERTA DEL BARCO, PÁNICO EN LA TRIPULACIÓN)


19-
(TEXTO)
Nada más. Virar en redondo, para ver qué pasa...

(CACHO)
(Ah...viene Bistro...)

(INFERIOR)
Bistro pegado a su cola. Si ha descargado algo, fue metralla.


20-
(TEXTO)
Y, enseguida...

(CACHO)
¡Ju, juuuu! ¡Eso pa’ que te eduquei, varón!

(INFERIOR)
Hora de volver a casa. Cacho García, cordobés, ha cumplido su misión.

(ESTALLAN LAS BOMBAS EN LA FRAGATA, LOS DOS MIRAGES VIRANDO LEJOS)
fin

MALVINAS - CUENTO

CONTRA EL VIENTO
por Jorge Claudio Morhain ©


-¿Por qué meás contra el viento, boludo?
No hay caso. El Ñato Gayola es boludo, nomás.
-Porque la meada está calentita, Sosa -me contesta.
-Sí, pero cuando se te enfría, tarado?
Gayola corrió desde la altura, donde había enarbolado su miembro en dirección a la Bahía de San Carlos, como desafiando a los ingleses con su meada. Es más, creo que meó contra el viento por eso, para desafiar a los gurkas.
Se metió de cabeza en la cueva de zorro, y el olor a su pis nos entretuvo un rato, a Chorizo y a mí. Los tres compartíamos en agujero inmundo que era nuestro hogar, nuestra vida, nuestra responsabilidad y nuestra pena. Lo habíamos adornado con muñequitos cortados de papel de diario, unos diarios que hablaban del Mundial y que nos importaban un carajo, por más que los superiores vinieran a gritamos que estamos ganando carajo igual que les estamos ganando nosotros a los ingleses maricones.
¿Para qué nos gritaban esas cosas, digo yo, para qué nos hacían repetirlas a los gritos? Si igual nos estábamos cagando de hambre y de frío, pero todos íbamos a poner el pecho y a pararlos a panzazos como Upa, aunque fuera. Porque una cosa eran los milicos hijos de puta que nos verdugueaban como si la culpa fuera nuestra, y otra eran esas islas, que eran nuestras, que son nuestras, que las vamos a aguantar como si estuviéramos al arco y se viniesen los once ingleses putos con once pelotas. El rancho tendría que haber pasado, ya. Pero no pasa.
Ya es de noche cuando Chorizo desenvuelve unos cachos del cordero del domingo, que tenemos guardados para estos casos. Tienen un poco de olor, y no son más que huesos y nervio casi. Pero hay que ver cómo calientan el bagre. Esta va a ser una noche tranquila.
Ahora, que el cielo se está reventando a pedazos y que hay sonido estereofonico de estallidos por todos lados, pienso por qué habré pensado que era una noche tranquila. Apenas cabeceamos la primer guardia, con el Ñato Gayola al frío, cuando empezó el ataque.
Y los gritos.
Y las órdenes.
Parece que los que vienen son los gurkas. Con sus cuchillos largos que cortan al revés, así, ¿ves?
Viene el grito, primer línea a las defensas.
Hay que salir del pozo, correr a las rocas que cierran la vista de la Bahía. Y ahí mismo, donde la meada del Ñato ya está seca, plantar los FAL y empezar a darle soga. Uno se entusiasma al final, de tanto ver escupir munición. Se hace la fantasía de que cada bala está matando un inglés hijo de puta y que...
Pasó como una cosa, ¿vieron, como un barrilete que tapara las explosiones, como una número cinco con efecto. Pero parece que era un obús, nunca habíamos visto uno en funcionamiento.
Pero lo cierto es que reventó las rocas por encima de nuestra cabeza y le dio al Chorizo. Le vi colgar el brazo bañado en sangre, y le grité al Ñato Gayola "un torniquete, un torniquete".
El Ñato trabajaba de enfermero en el continente, así que cazó rápido la orden y le salvó el brazo al Chorizo. Yo seguía prendido al FAL como si me diera de comer. De repente, hubo un silencio.
Pareció durar cinco años, y había mal olor así que creo que alguno tenía más miedo que otro.
Enseguida empezó una gritería de la san puta y empezaron a sonar tiros de arma corta, y vimos. Los vimos. Parecían tigres, parecían dragones, parecían yaguaretés, con los dientes brillantes y la piel moteada, saltando a grandes trancos, con las garras dsplegadas.
Los gurkas.
Por lo menos, eso es lo que yo vi. Y creo que los muchachos también lo vieron, porque fue un solo darse vuelta y rajar.
Rajar, hermano. Para donde se pudiera.
Nosotros matábamos sombras, muñequitos de kermese. Pero éstos venían contra nosotros, con sus cimitarras como las de Sandokán, y guay del que vacilara.
Corrimos.
Por lo menos hasta que un teniente nos cagó a pedos y tuvimos que damos vuelta y enfrentar al enemigo.
- Chorizo, Ñato, rajemos los tres juntos. Para el norte, -les dije, y la larga convivencia en el pozo de zorro nos había convertido casi en uno, y todos entendieron. Corrimos para el costado.
Y nos encontramos con tres ingleses. Tres rubios, abrigados como la gran siete. Tres a tres, hermano.
Es la nuestra, pensé, somos guapos.
Los tres pibes vacilaron, como si fueran a sacamos a bailar.
Y uno alzó su riñe, y lo mató al Chorizo. Lo mató, así, de una, lo mató adelante nuestro. El Ñato Gayola y yo alzamos las manos, tiramos las armas, nos rendimos ahí mismo. Los ingleses dijeron alguna cosa que no entendimos y se rieron. Y el Ñato Gayola se tiró encima del inglés que quiso tocarle la cara, y le pegaron un golpe al costado, y yo avancé un paso, pero me rascaron la panza con un cuchillo, y me tuve que quedar quieto. Entonces me entró una angustia, una desesperación, un llanto. Y, vieja, mire, lloré por usted, llamándola, todo el camino por el que me empujaron Y no sé, nunca más supe nada del Ñato Gayola, y no sé dónde habrán enterrado al Chorizo Cuello, pero yo lloré, vieja. Lloré tanto que un pibe inglés hasta me acarició el pelo, vea.
Y qué quiere. Yo era un soldado. Las Malvinas son argentinas.
Pero yo soy apenas un pendejo, vieja. Y un pendejo tiene derecho a llorar, cuando todo sale como la mierda.
¿No le parece, vieja?
¿Me oye, vieja?
¿Vieja...?

Cuento N° 608, escrito el 6 de abril de 2006