jueves, 21 de agosto de 2014

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1CxD02-116 21 de agosto de 2014

Debajo de la cama

© Jorge Claudio Morhain

Por la mañana, el Dinosaurio aún estaba allí. Rosita podía sentirlo, revolviéndose bajo la cama, oscilando el colchón cada vez que se daba vuelta.
Más tarde, cuando ni las cortinas pudieron detener al sol, se atrevió a alcanzar el celular, y llamar a su hermano.
Rolando entró medio dormido, con la escoba. Era una escena repetida. Metió el palo debajo de la cama, y lo sacudió,  a los gritos:
– ¡Fuera, Dinosaurio! ¡Fuera, carajo!
El Dinosaurio acusó los golpes, y salió corriendo del cuarto.
Con la cola entre las piernas.

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